Creación y producción. Incluye todas las actividades relativas a la elaboración de ideas artísticas por parte de los autores de obras literarias y musicales o escenográficas, artistas plásticos y artesanos, e intérpretes, así como las actividades destinadas a definir productos o servicios culturales.
Fabricación. Incluye las actividades de reproducción de los bienes culturales (discos, vídeos, etcétera).
Difusión y distribución. Incluye las actividades necesarias para que los productos culturales sean consumidos por los usuarios finales, como la comercialización y distribución de libros y revistas o la de soportes musicales.
Promoción y regulación. Son las actividades que llevan a cabo las administraciones públicas para promocionar la cultura y regular el sector y las actividades culturales.
Actividades educativas. Son actividades educativas vinculadas con la cultura, como las enseñanzas de música y danza, por ejemplo.
Actividades auxiliares. Son actividades que no producen bienes culturales en sentido estricto, pero tienen una connotación cultural, y actividades que posibilitan y facilitan las actividades culturales (fabricación y comercialización de instrumentos musicales, por ejemplo), o el uso y el disfrute de los bienes culturales (fabricación y comercialización de equipo fotográfico o reproductores de vídeo y sonido, por ejemplo).
Estas fases son comunes a las actividades culturales y a las actividades vinculadas con la propiedad intelectual, a excepción de las fases de promoción y regulación y educativa, que son exclusivas del ámbito de las actividades culturales.