Por lo que respecta a la importancia otorgada a las relaciones familiares y sociales más inmediatas, se observa que el núcleo familiar sigue siendo lugar de refugio y abrigo. Sin embargo, se ve al mismo tiempo, que la privatización de la vida aparece como un atributo moderno. Todas las redes sociales que hasta hace poco implicaban compromiso y reciprocidad -vecinos, amistades, parientes lejanos,- se van debilitando. Esto no supone un repliegue al hogar y el “abandono de la calle”; por el contrario, ésta, como lugar de sociabilidad, tiene una importancia como espacio de ocio y de recreo.
|