Entre 1996 y 2006 se crearon en la C.A. de Euskadi unas 104.000 familias, siendo este ritmo de crecimiento muy superior al de la población, lo que ha supuesto que el tamaño medio familiar pase de 3,1 en 1996 a 2,6 diez años después, según datos elaborados por Eustat.

La evolución de la fecundidad y de la esperanza de vida ha hecho que las familias de personas solas hayan aumentado un 61% y las de matrimonios o parejas sin hijos un 51% en los últimos 10 años. En las familias unipersonales, la mayor influencia en su crecimiento ha sido el aumento de la esperanza de vida, superior en el caso de las mujeres, que constituyen el 61% de dichas familias. En las familias de parejas sin hijos, ha influido el descenso de la fecundidad de los años ochenta que, al tener menos hijos, ha provocado la disminución del tiempo en el que la totalidad de los hijos e hijas se independizan.

Gráfico 1. Evolución de los tipos de familias. 1981-2006. C.A. de Euskadi

Fuente: Eustat

La gran perjudicada por esta evolución ha sido la familia de padre y madre con hijos, ya que además de pasar del 63% del total de familias en 1986 a menos del 41% en 2006, ha reducido su tamaño medio (de 4,3 personas en 1986 a 3,7 en 2006). La disminución de los tipos familiares que tienen hijos sería mayor si no se hubiera incrementado la duración del tiempo que éstos permanecen con los padres. En el último quinquenio, los hijos e hijas se marchan del hogar paterno con más de 29 años de media, mientras que veinte años antes la edad se situaba en 24,6 años.

Otras de las afectadas han sido las familias monoparentales, que han disminuido en unas 16.000 en el período de 2001 a 2006, aunque las de padres lo han hecho en mayor grado (-30,4%) que las de madres (-15,4%).

Hace treinta años prácticamente el 100% de las personas acababan casándose, pero actualmente más del 40% de las personas se quedarán solteros o solteras. A esto se añade que la edad media al primer matrimonio está llegando a edades altas: 33,8 años para los hombres (7,2 años más tarde que en 1976) y 30,8 años en el caso de las mujeres (6,6 años más que en 1976).

Si se atiende a los datos de las generaciones, la proporción de no solteros para cada uno de los sexos a los 50 años oscila entre el 86% para los hombres y el 95% para las mujeres. Las generaciones de los años 50, las últimas para las que se puede considerar completa su historia nupcial, tienen descensos acusados en su intensidad nupcial, debido a la bajada de las tasas de nupcialidad entre los 25 y 34 años de edad.

Históricamente se da una relación entre la edad media elevada y la disminución de la intensidad de la nupcialidad, por lo que una proporción cada vez más importante de la población permanecerá soltera definitivamente.

La generación de mujeres nacidas entre 1956 y 1960 no sólo no asegura su reemplazo, establecido en 2,1 hijos por mujer, sino que sólo han alcanzado a tener una descendencia final de 1,6 hijos. Estos datos contrastan con los 2,4 hijos que tuvieron las generaciones nacidas 15 años atrás.

La razón que explica la falta de reemplazo generacional se halla en una disminución drástica de los terceros y posteriores hijos que, de suponer el 23% del total de hijas e hijos en las mujeres de las generaciones de 1946 a 1950, han pasado al 6% en las nacidas entre 1961 y 1965.

Las descendencias finales son tan bajas porque se lleva más de 20 años con unos indicadores anuales de fecundidad exiguos. En 2005, todavía se sitúa en 1,2 el promedio de hijos, muy lejos de los 2,7 de media obtenidos en 1975, pero no debemos olvidar que en 1994 se alcanzó el mínimo, con la cifra de 0,9.

La esperanza de vida continúa aumentando

Tanto los hombres como las mujeres de la C.A. de Euskadi han experimentado un aumento constante de su esperanza de vida. Atendiendo a los indicadores observados hace 30 años (69,6 años y 76,9 años de esperanza de vida para varones y mujeres, respectivamente), la esperanza de vida de las mujeres se ha incrementado en 7,4 años y para los hombres en 7,6 años. Los varones y las mujeres han ganado 3 meses de vida cada año hasta alcanzar los 77,2 años y los 84,3 años, respectivamente. La diferencia entre las esperanzas de vida de ambos sexos se ha reducido a 7,1 años desde la máxima de 8,7 que se observó hace 15 años.

Tabla 1. Esperanza de vida al nacer por sexo en algunos países desarrollados. 2005.

(*) Año 2003

Fuente: Eustat, Eurostat y ONU

Los tumores constituyen la principal amenaza a los años de esperanza de vida. Si se consiguieran eliminar totalmente los tumores, los hombres prolongarían algo más de 4 años su vida y las mujeres algo más de tres años y medio. Más suaves son, en cambio, los detrimentos provocados por las causas externas de defunción, que restan algo más de un año de vida a los hombres y algo más de 4 meses a las mujeres.