Nota de prensa de 26/06/2017
Uno de cada cuatro hombres ocupados considera muy perjudicial pedir un permiso de paternidad en su trayectoria profesional
Este porcentaje es el más alto de los últimos 6 años
El 25,6% de los hombres ocupados cree que les resultaría muy negativo pedir un permiso de paternidad en su trayectoria profesional, según datos de Eustat. Este porcentaje ha ido aumentando en los últimos años, alcanzando en 2016 su valor más alto, diez puntos más que en 2010. Sin embargo, sólo un 8,4% de los hombres opina que la paternidad les podría afectar de manera sensible frente al 17,6% de las mujeres ocupadas que considera que la maternidad puede crear desigualdades de promoción. El temor a que solicitar excedencias o jornadas reducidas afecte a la promoción profesional es ligeramente mayor entre los hombres que entre las mujeres (36,1% y 33,9%, respectivamente).
En general, tres de cada diez personas ocupadas de la C.A. de Euskadi afirma tener muchas dificultades para compaginar trabajo con el cuidado de dependientes (29,3%) o a la hora de atender a hijos e hijas menores (30,4%). Este alto grado de dificultad también lo percibe el 26,5% de las personas ocupadas cuando se trata de conciliar el trabajo con la realización de actividades personales.
Asimismo, cabe resaltar que los hombres manifiestan una mayor dificultad para compaginar el trabajo con el cuidado de menores, ya que el 66,6% declara tener una dificultad media o alta frente al 57,3% de las mujeres.
Las mujeres que trabajan fuera de casa y tienen hijos o hijas menores de 15 años destinan 4,7 horas diarias a su cuidado, mientras que los hombres en situación equivalente emplean 3,3 horas diarias. Ligeramente superior es la diferencia que se observa entre las personas ocupadas con algún dependiente a su cargo, actividad a la que las mujeres dedican 2,7 horas diarias y 1,1 horas los hombres.
Además, algo más de la mitad de las mujeres ocupadas destinan al día 5 horas o más al cuidado de menores (51,3%) y una de cada cinco a la atención de la dependencia. A su vez, y en contraposición, el 39,5% de los hombres ocupados colabora con 2 o menos horas atendiendo al cuidado de sus hijos e hijas.
En comparación con los datos de 2010, se observa que el porcentaje de mujeres que dedica un elevado número de horas -5 o más- al cuidado de sus hijos e hijas se mantiene, mientras que en los hombres va aumentando y alcanza en 2016 su nivel más alto (23,1%).
El reparto de tareas domésticas entre los ocupados y las ocupadas de la C.A. de Euskadi también resulta desigual: nueve de cada diez hombres -el 91,8%– dedica 2 o menos horas a esas tareas, mientras que tres de cada diez mujeres –el 27,6%– emplean 3 o más.
Este desigual reparto de funciones motiva que el 12,3% de mujeres ocupadas esté muy insatisfecha con la colaboración que ofrece su cónyuge o pareja en la realización de las tareas domésticas. En contraposición, un porcentaje elevado de hombres ocupados está muy satisfecho con la participación de su pareja (74,3%). A pesar de ello, el porcentaje de hombres que declara estar muy satisfecho con el tiempo que dedica a las labores de hogar (46,8%) es mayor que el de las mujeres (45,9%)
Es de destacar que las mujeres ocupadas expresan una mayor satisfacción con el cuidado de su descendencia –un 58,2% señala que es alta– y con el de sus personas dependientes –un 47,8%-; en los hombres ocupados, estos porcentajes descienden a un 49,9% y 40,4%, respectivamente.
El 38,5% de la población ocupada tiene que prolongar la jornada laboral
Una parte relevante de la población ocupada tiene que dedicar más horas de las establecidas o previstas a su trabajo: algunas veces (20,6%) o casi siempre (17,9%). Esta prolongación en la jornada laboral afecta más a los hombres que a las mujeres, ya que el 21,3% de los ocupados alarga la jornada algunas veces y el 20,5% casi siempre, mientras que entre las mujeres ocupadas estos porcentajes suponen el 19,8% y 15%, respectivamente.
Dentro de las distintas medidas que pueden facilitar la conciliación de trabajo, familia y vida personal, las ausencias temporales del trabajo están al alcance de la mayoría de la población ocupada, seguidas por la posibilidad de pedir días sin sueldo. Además, casi la mitad de la población trabajadora manifiesta una dificultad baja para conseguir excedencias o reducciones de jornada.
El horario flexible de salida, otra herramienta para mejorar la conciliación, lo disfruta algo más de un tercio de las personas ocupadas (36,6%). Respecto al trabajo en el propio domicilio, un 10,6% de las personas ocupadas trabaja esporádicamente en casa y un 6,2% al menos la mitad de los días.
En un 15% de las ocasiones son las ocupadas quienes se encargan del cuidado esporádico de sus hijos e hijas menores durante la jornada laboral frente al 4 % de los ocupados
En los hogares en los que ambos miembros de la pareja trabajan, el cuidado de menores fuera de la jornada laboral del padre o la madre corresponde en el 97,8% de las ocasiones a ambos; sin embargo, sólo en el 0,1% de estos casos se ocupa el padre del cuidado, mientras que asciende al 1,3% de las ocasiones en las que los cuidados recaen exclusivamente en la madre.
En estos mismos hogares, el cuidado esporádico de menores cuando, durante la jornada laboral, hay que llevarlos al médico, están enfermos o no tienen colegio, corresponde en el 58,8% de las ocasiones a ambos progenitores, en el 20% a familiares sin remuneración y en el 14,7% a la madre; en cambio, sólo en el 3,7% de las ocasiones es el padre quien se encarga de su cuidado.
Finalmente, con relación a las preferencias laborales, la población ocupada se decanta por la condición de asalariado (85%) frente a la de autónomo (15%), en tanto que elige de forma más equilibrada entre grandes (59,3%) y pequeñas empresas (40,7%) y entre el sector público (57,5%) y el privado (42,5%).
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