Esperanza de vida al nacer
La esperanza de vida es uno de los indicadores más empleados para determinar el nivel de bienestar existente en un país, ya que una de las características de las sociedades desarrolladas es que la población viva cada vez más años. En la C.A. de Euskadi la esperanza de vida al nacer es de 80,8 años en los hombres y 86,6 años en las mujeres en el año 2019, similar a la de España (80,9 años y 86,2 años) y más alta que la de la UE-28 (78,3 y 83,6 años en 2018); además, la esperanza de vida de las mujeres vascas se encuentra entre las más elevadas de Europa.
Tanto los hombres como las mujeres de la C.A. de Euskadi han experimentado un incremento constante de su esperanza de vida a lo largo de los últimos 44 años, siendo de 11,2 años en los hombres y 9,7 años en las mujeres. La diferencia entre las esperanzas de vida de ambos sexos se ha reducido a 5,8 años desde la máxima de 8,7 años que se dio en el año 1991.
Asimismo, las proyecciones de esperanza de vida hasta 2030 evidencian que la población vasca vivirá aún más años, llegando a los 83,7 años en los hombres y a los 88,8 años en las mujeres.
Los tumores constituyen la principal amenaza a los años de esperanza de vida. Si se consiguiera su eliminación completa, los hombres prolongarían su vida 4,4 años (85,2 años) y las mujeres 3 años (89,6 años). Más leves son, en cambio, los daños provocados por las causas externas de defunción, que restan 7 meses de vida a los hombres y 3 meses a las mujeres, cifras que se reducen en el caso de los accidentes de tráfico a 1 mes solo para los hombres y nada para las mujeres.
Esperanza de vida a los 65 años
La esperanza de vida a los 65 años en la C.A. de Euskadi fue de 19,3 años en hombres y 24 en mujeres en el año 2019, lo que supone que las mujeres vascas esperan vivir 89 años, 4,7 años más que los hombres (84,3 años). Estos valores se sitúan próximos al conjunto de España (19,5 hombres y 23,4 mujeres), pero por encima de los de la UE-28 (18,2 hombres y 21,5 mujeres en 2018).
La esperanza de vida a los 65 años ha aumentado durante el periodo 1976-2019 tanto en los hombres como en las mujeres, siendo de 6,9 años en las mujeres y de 5,9 años en los hombres.
Esperanza de vida libre de discapacidad
La esperanza de vida de la población vasca lleva décadas aumentando; sin embargo, surge la cuestión de si esos años más de vida se viven con problemas de salud que afectan a la capacidad funcional. El indicador de esperanza de vida libre de discapacidad nos ayuda a conocer el número de años que una persona de una determinada edad esperaría vivir libre de discapacidad, si las tasas de mortalidad y las prevalencias de discapacidad por sexo y edad se mantuvieran estables durante lo que resta de vida.
La esperanza de vida libre de discapacidad de la C.A. de Euskadi fue de 70,5 años en hombres y 72,8 años en mujeres en 2018, superando la de España (68 años en hombres y mujeres) y la de la UE-28 (63,4 hombres y 63,8 mujeres).
El número esperado de años libre de discapacidad ha aumentado 1,2 años en los hombres (69,3 años en 2013) y ha descendido en las mujeres en 0,3 años (73,1 años en 2013), lo que reduce la diferencia de género a 2,3 años a favor de las mujeres (3,8 en 2013); mientras que los años vividos con discapacidad descienden 0,5 años en los hombres y aumentan en 0,4 en las mujeres.
El indicador de salud percibida es una medida subjetiva sobre cómo las personas valoran su salud en general y se ha descubierto que es un buen predictor del uso futuro de la atención de salud y de la mortalidad de las personas.
El 85% de la población de 15 años y más años de la C.A. de Euskadi valora su estado de salud como bueno o muy bueno. Los hombres declaran un mejor estado de salud que las mujeres: el 87,5% de los hombres y el 82,1% de las mujeres, según los últimos datos de la Encuesta de salud de 2018, lo que supone una diferencia con 2013 de 4,4 y 5,4 puntos porcentuales respectivamente. Además, esta prevalencia positiva del estado de salud de los vascos y vascas está por encima de la media de España (77% hombres y 71% mujeres) y de la UE-28 (72% hombres y 67% mujeres).
La valoración positiva del estado de salud disminuye con la edad: en el grupo de edad de 15-24 años, el 98% de los hombres y el 97% de las mujeres dicen tener buena o muy buena salud, mientras que en el de 75 y más años, desciende al 64% en los hombres y 53% en las mujeres. Los hombres tienen una autopercepción de la salud mejor que las mujeres en todos los tramos de edad y la mayor diferencia se constata en el grupo de 75 y más años, con casi 11 puntos porcentuales, y la menor en el tramo de 15-24 años.
Asimismo, la percepción subjetiva de buena salud está bajo el influjo de otros determinantes de carácter socioeconómico: a medida que desciende la clase social y el nivel de estudios, disminuye dicha percepción.

Salud mental
El dolor y malestar, que afecta al 24% de los hombres y al 33% de las mujeres, es uno de los problemas de salud que más incide en la calidad de vida, seguido de la ansiedad y la depresión, problemas de movilidad y dificultad para realizar actividades cotidianas.
La prevalencia de problemas de salud mental, medida en síntomas de depresión o ansiedad, es mayor en las mujeres (16,5%) que en los hombres (9,3%) en 2018, y a diferencia de periodos anteriores, ha experimentado un descenso significativo del 40% en los hombres y 32,1% en las mujeres respecto a 2013. Esta dolencia afecta especialmente al colectivo de 75 y más años.
Los pensamientos suicidas son indicativos de la presencia de un problema de salud mental. Un 3,3% de las mujeres y el 2,8% de los hombres ha pensado alguna vez en suicidarse, lo que supone un descenso respecto a 2013, donde la proporción era del 5,1% en las mujeres y 3,6% en los hombres. Las personas de 45-64 años manifiestan una mayor predisposición a tener pensamientos suicidas.
A pesar de que los hombres tienden menos que las mujeres a padecer síntomas de depresión o ansiedad y a pensar en el suicidio, los fallecimientos por esta causa son más frecuentes en los hombres que en las mujeres. Del número total de fallecimientos por suicidio y lesiones autoinfligidas, 145 en 2019 (17 menos respecto a 2018), el 80% eran hombres. Esta relación de 3 hombres por cada 4 suicidios se ha reproducido a lo largo del tiempo.
Enfermedades crónicas
Las enfermedades crónicas afectan a casi la mitad de la población vasca (42% de los hombres y 46% de las mujeres). Las personas mayores tienen mayor riesgo de padecerlas; de hecho, esta clase de afecciones se eleva al 81% de las personas de 65-74 años y al 93% de 75 y más años. En cuanto a su evolución, la prevalencia de las enfermedades crónicas ha bajado en torno al 6% en estos últimos cinco años; sin embargo, apenas se perciben diferencias en el colectivo con más riesgo de padecerlas (75 y más años).
El principal problema crónico es la hipertensión, que afecta casi por igual a hombres y mujeres: 15,9% y 15,7% respectivamente, y a continuación el colesterol elevado, 12,4% en hombres y el 11,1% en mujeres.
La brecha de género se manifiesta de manera más acusada en la prevalencia de otras enfermedades crónicas frecuentes. Así, la diabetes, los problemas cardíacos distintos al infarto agudo y el asma tienen una incidencia mayor en los hombres, mientras en las mujeres tienen en artrosis, el dolor dorsal y cervical y los problemas de tiroides.
Asimismo, la alergia crónica destaca por su mayor incidencia en la población joven (15-24 años).
Discapacidad y dependencia
La discapacidad, entendida como limitación de larga duración, afecta a casi un 10% de personas de la C.A de Euskadi en 2018, dato que no varía respecto a 2013. El 9% de los hombres y el 11% de las mujeres tienen alguna limitación para la realización de actividades que son normales en personas con buena salud física (conocidas también como actividades instrumentales de la vida diaria). Esta dificultad aumenta significativamente con la edad llegando a afectar a casi 1 de cada 3 personas de 75 y más años, y donde también la prevalencia es mayor en las mujeres (36%) que en los hombres (26%), con una diferencia de 10 puntos porcentuales.
La causa o el origen de la limitación con frecuencia se encuentra en una enfermedad común (78,1% de hombres con limitación y 82,5% mujeres); le siguen las derivadas del trabajo (8,5% hombres y 8% mujeres) y el accidente laboral (6% hombres y 2,4% mujeres).
Un 15% de la población de 70 y más años necesita ayuda para la realización de actividades básicas de la vida cotidiana como el cuidado personal (12% hombres y 17% mujeres); proporción que se eleva al 35% en el grupo de 85 y más años (39% en las mujeres y 27% de los hombres).
En 2019 el total de defunciones en la C.A. de Euskadi ascendió a 21.560, de las cuales 10.756 fueron de hombres y 10.804 de mujeres. Hubo un descenso del 0,9% respecto al año anterior y como viene siendo habitual, si se tienen en cuenta los meses, enero fue el mes en el que se produjeron más fallecimientos, mientras junio y septiembre fueron los que menos. Por territorios, 2.737 residían en Álava, 11.961 en Bizkaia y 6.862 en Gipuzkoa.
La edad media de los fallecimientos fue de 80,8 años y continúa creciendo, experimentando un aumento de 3 años en la última década (en 2009 la edad media fue de 77,7 años). Además, se han incrementado los fallecimientos de personas muy longevas -de 100 y más años- pasando de 95 personas en el año 2000 a 378 en el año 2019; de ellos, la mayoría son mujeres (81,2%). Las mujeres fallecieron de media a los 84,2 años y los hombres a los 77,4 años, aunque esta diferencia se va acortando debido a que el aumento de la edad de fallecimiento en la última década fue mayor en los hombres (3,2 años) que en las mujeres (2,7 años).
El crecimiento vegetativo de la población fue negativo, ya que las defunciones superaron a los nacimientos en 6.142 casos. En los tres territorios hay saldo negativo, en Bizkaia 4.241 más fallecimientos que nacimientos, mientras que en Gipuzkoa hubo 1.729 más y en Álava 172.
Las tasas de mortalidad de la C.A. de Euskadi han aumentado en el periodo 1990-2019 pasando de 7,8 a 9,8 por mil habitantes, siendo Álava el territorio que presenta la tasa más baja (8,3 por mil habitantes) a pesar de que ha sido el territorio que más ha incrementado sus fallecimientos en este periodo como consecuencia del aumento de su población. Las tasas más elevadas se registran en las edades más avanzadas, con un aumento progresivo a partir de los 50 años.
En cuanto a la mortalidad infantil en la C.A. de Euskadi, fallecieron 43 menores de un año. De ellos, la mortalidad neonatal ascendió a 32 defunciones. En cuanto al sexo, el 55,8% de los fallecimientos de menores de un año fueron niños.
Causas de mortalidad
La causa de muerte es una de las fuentes de información utilizada para medir los problemas de salud de la población y sirve para planificar medidas de actuación sobre enfermedades que producen muertes evitables, especialmente a edad temprana. De hecho, una de las metas dentro del objetivo 3 Salud y Bienestar de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es, de aquí a 2030, reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no trasmisibles (cardiovasculares, cáncer, diabetes y enfermedades respiratorias crónicas). Asimismo, esta intervención se incluyó en el Plan de Salud de la C.A de Euskadi 2013-2020 en el área prioritaria 5.2. Personas con enfermedad.
En 2019 casi un tercio de los fallecimientos se debió a tumores; le siguen con un 26,1% las enfermedades del aparato circulatorio y, a más distancia, las enfermedades del aparato respiratorio (10%). La incidencia y distribución de las enfermedades que causan la muerte son diferentes según el sexo, ya que las 2 primeras causas en mujeres fueron las enfermedades cardiovasculares y los tumores mientras que en hombres fueron justo a la inversa, primero los tumores y después las enfermedades cardiovasculares.
En los últimos años, a partir del año 2007, se reduce la incidencia de las enfermedades del sistema circulatorio como principal causa de muerte pasando a serlo los tumores.
Las causas varían según la edad: en los menores de 1 año la causa más frecuente son las enfermedades del periodo perinatal y las malformaciones congénitas; de 1 a 39 años, las causas externas, entre ellas, suicidios y accidentes; de 40 a 89 los tumores y de 90 en adelante las enfermedades circulatorias.
Por causas específicas, las defunciones causadas por la enfermedad de Alzheimer se han duplicado desde el año 2000 y la mayor parte fueron mujeres (73,2%). Entre las causas externas, los accidentes de tráfico, que han disminuido en estos años, y los suicidios inciden de forma significativa en la población masculina (más del 80% de hombres). En cuanto a las enfermedades cardiovasculares se redujeron los fallecimientos por infarto agudo de miocardio, afectando más a los hombres.
Defunciones por COVID-19
El número de defunciones en la C.A. de Euskadi durante el primer semestre de 2020 ascendió a 12.590, lo que supuso un 13,6% más que en el mismo periodo del año anterior. Del total, 1.721 defunciones, el (13,7%) fueron por causa del COVID-19, situando a esta enfermedad como la tercera causa de mortalidad, por detrás de los tumores (24,9%) y sistema circulatorio (22,3%).
Los fallecimientos por COVID-19 se clasifican en 2 grupos: 1.464 por COVID-19 confirmado y 257 por COVID-19 probable; además, hubo otras 170 defunciones en las que el COVID-19 estuvo entre las causas de defunción certificadas, pero sin ser la causa fundamental.
El 90% de los decesos por causa del COVID-19 se produjeron en los meses de confinamiento: marzo (503) y abril (1.048), llegando a representar en este último mes el 37,9% de los fallecimientos y siendo la principal causa de mortalidad, reduciéndose en mayo a 147 y casi desapareciendo en junio (23).

Álava presenta una mayor proporción de fallecimientos por causa del COVID-19 (22,4%) que Bizkaia (13,9%) y Gipuzkoa (9,1%). Atendiendo a la población a 1 de enero de 2020, Álava destaca con 119,9 personas fallecidas por 100.000 habitantes, siguiendo a distancia por Bizkaia, con 85,4 y Gipuzkoa con mejores datos en este primer semestre, siendo 47,7.
En cuanto a las capitales, Vitoria-Gasteiz es la más castigada con 131,8 fallecimientos por 100.000 habitantes, seguida por Bilbao con 105,1 y San Sebastian con 39,5.
El COVID-19 afectó casi por igual a hombres (861) y mujeres (860), mientras que, por edades, el 72,5% de las defunciones correspondió a mayores de 80 años y el 24,8% a personas de 60-79 años.
Estas defunciones sucedieron, de forma mayoritaria, en los hospitales vascos (63,6%), seguidos por las residencias socio-sanitarias (31%), los domicilios (5,2%) u otros lugares (0,2%), salvo en Gipuzkoa, donde la mayor parte de los fallecimientos (48%) se produjo en residencias socio-sanitarias.
