La gripe es una enfermedad infecciosa común que tiene un alto impacto en la población y en la asistencia sanitaria. En 2018 el número de casos declarados de gripe ascendió a 34.828 en la C.A. de Euskadi, según el Sistema de Enfermedades de Declaración Obligatoria (8,7% más respecto a 2017).
La vacuna es la principal medida de prevención para hacer frente a esta enfermedad y va dirigida principalmente a proteger a las personas que tienen un mayor riesgo de presentar complicaciones en el caso de padecerla, como es el caso de las personas de 65 y más años y las que tienen alguna enfermedad crónica. Según la Estadística de Defunciones, más de un 90% de las personas que fallecieron por gripe en 2018 y 2019 tenía 60 y más años, y el 59% (año 2018) y 54% (año 2019) eran mujeres.
La cobertura de vacunación frente a la gripe estacional en personas mayores está disminuyendo en los últimos años, aunque se mantiene en porcentajes superiores al 55% en el grupo de 65-74 años y por encima del 75% en el de 75 y más años, según la Encuesta de salud. La prevalencia de vacunación es mayor en los hombres que en las mujeres de más de 64 años, siendo más notoria en la franja de los 75 y más años (82% hombres frente al 77% de las mujeres).
La razón principal por la que las personas de 65-74 años no se vacunaron fue porque pensaban que no pertenecían al grupo de riesgo, mientras que para los de 75 y más años la razón deriva de los posibles efectos o complicaciones en la salud. Asimismo, alrededor de un 20% de las personas mayores piensa que no sirve para nada.
La hipertensión arterial, conocida comúnmente como tensión alta, junto con el colesterol elevado y la diabetes son los problemas crónicos más frecuentes entre los hombres y las mujeres vascas; de ahí la necesidad de prácticas de prevención encaminadas a controlarlos, y de esta forma, prevenir diversos problemas de salud.
Un 69% de la población de 15 años y más se ha tomado la tensión arterial durante este último año (un 4,7% más respecto a 2013). Esta práctica preventiva aumenta conforme avanza la edad. Así el 85% de las personas de 65-74 años se ha controlado la tensión arterial, proporción que se eleva al 92% en el grupo de 75 y más años.
A un 66,1% de la población se le ha medido el nivel de colesterol por prescripción médica, lo que supone un aumento del 11,5 % respecto a 2013. Aunque el uso de esta práctica aumenta escalonadamente con la edad: 86% de las personas de 65-74 años y 90% de 75 y más años, esta medida preventiva se ha extendido a una proporción mayor de la población de 25-44 años (57% en 2018 frente al 46% en 2013).
La proporción de las personas que se han sometido a una medida del nivel de azúcar en sangre (glucemia) ha aumentado un 14,5% respecto a 2013, lo que representa un 65,5% de la población. La diabetes es un trastorno crónico que afecta más a hombres que a mujeres; sin embargo, no hay diferencias significativas en cuanto al uso de esta práctica por sexo. La proporción ha aumentado en el grupo de 25-44 años (57% en 2018 frente al 45% en 2013), pero los valores más altos se manifiestan en las personas mayores (85% y 89% en los grupos de 65-74 años y 75 y más años, respectivamente).
La citología vaginal es una prueba que se utiliza para la detección precoz del cáncer de cuello de útero. Un 59% de las mujeres de la C.A. de Euskadi se sometió a una citología vaginal menos de tres años antes de 2018, lo que supone un aumento de 4 puntos porcentuales respecto a 2013, según los datos de la Encuesta de salud 2018. Esta proporción supera el 75% en las mujeres de 25 a 64 años, población diana del programa de cribado de cáncer de cérvix que inició Osakidetza en 2018.
Las mamografías son las mejores pruebas con que cuentan los médicos para detectar el cáncer de mama en sus etapas iniciales. En 2018 el 82% de las mujeres de 50 a 69 años, población objetivo del programa del Departamento de Salud y Osakidetza en la detección precoz de cáncer de mama, declaró haberse hecho una mamografía en los últimos 2 años, lo que supone un descenso de 3 puntos porcentuales respecto a 2013 (85%); de éstas, el 43% en el último año (47% en 2013); por el contrario, el 3,3% nunca se había hecho una mamografía (el 2,6% en 2013).
El 89% de las personas de 50 a 69 años que formaban parte del Programa de Cribado de Cáncer Colorrectal entregaron la muestra para la detección de sangre oculta (91% eran mujeres y el 87% hombres) en 2018, lo que supone una subida de 9 puntos porcentuales en mujeres y 6 en hombres respecto a 2013.